jueves, 26 de julio de 2012

Convencia o.. sin vivencia?

Qué complicado es entendernos con el otro. Si fuera fácil, las parejas no se separarían por los tratos del día a día, los padres con sus hijos no se gritarían, se hablaría más, se escucharía más.
Pero.. las cosas no son sencillas. Principalmente, las personas no somos iguales, cada uno toma de sus experiencias lo que más le ha servido o lo que mejor lo ayuda a sobrellevar diversas situaciones. Y no todos elegimos igual, no todos nos enfrentamos a las mismas cosas ni actuamos ante ellas de la misma forma. Eso nos determina. 
Hay que aprender a aceptar que las respuestas del otro no siempre van a ser las que esperamos. Hay que tener en cuenta que el otro no es una extensión de nosotros mismos. No es fácil, pero para poder convivir, es esencial. 
¿Será que el ser humano no es capaz de ver más allá de sus propios límites? ¿Por qué nos cuesta tanto buscar en las personas aquello que las hace especiales, y abandonar esa idea estúpida de pretender que actúen como nosotros lo deseamos? ¿Egocentrismo? ¿Prepotencia?
Hay que olvidar la idea de que somos el único ser coherente en la tierra y que los demás están equivocados. Sino.. No vamos a llegar a ningún lado.

sábado, 7 de julio de 2012

¿El amor tiene sexo?

¿Por qué el amor debería remitirse a un determinado sexo y excluir anticipadamente a las demás personas? ¿El amor distingue género?
¿Por qué limitarnos a una clase de amor? ¿Qué tan fuertes son las ataduras sociales?
La esencia de las personas está en lo que es, y lo que es está en su modo de relacionarse con otros, las actitudes que toma, la manera de enfrentar los problemas, su postura ante la vida, su filosofía. El género al que pertenece determina sólo pocos aspectos, tal vez factores hormonales, que lo hacen ser más o menos agresivo,impulsivo, más o menos cálido. Pero el SER no son estas pequeñas hormonas. Uno puede hacerles frente, puede contrarestar o moldear los efectos, sirviendose de la cultura. 
Si son sólo estas diferencias las que se encargan de relegarnos a un determinado género, ¿Por qué no mirar más allá? Estamos culturalmente condicionados a enamorarnos y establecer relaciones de pareja con personas del sexo opuesto. Pero.. ¿No amamos también a nuestros amigos? Sean hombres o mujeres, los amamos con la misma intensidad. 
El amor, en definitiva, es un sentimiento de identificación, de sentirse cómodo con las decisiones y actitudes del otro. Sus valores se corresponden con los propios, sus pensamientos se acercan a los nuestros. Y eso nos despierta un "sentirse como él/ella".
La identificación no tiene sexo, va más allá. 
El amor, en tanto identificación, tampoco.

domingo, 1 de julio de 2012

Pensemos en la subjetividad

A veces, en el curso de discusiones abstractas, me ha irritado oír que los hombres me decían: «Usted piensa tal cosa porque es mujer.» Pero yo sabía que mi única defensa consistía en replicar: «Lo pienso así porque es verdad»


Simone de Beavoir